
La noticia de la nueva gerencia de Cantv en el estado Delta Amacuro, encabezada por el joven Rafael Sierra, ha encendido una chispa de esperanza entre los usuarios, cansados de las averías y la lentitud del internet. Con una estrategia dual que promete modernización y atención a las fallas, la empresa pública busca reinventarse en una región donde el servicio de telecomunicaciones ha sido, por decir lo menos, precario.
La gran apuesta de esta nueva etapa es el cambio de la conexión por cobre a la fibra óptica, una tecnología que, según Sierra, ya tiene su cable matriz en Tucupita. Este salto tecnológico es crucial, ya que el cobre es una tecnología obsoleta que no soporta la demanda actual de datos. La transición a la fibra óptica podría, en teoría, ofrecer velocidades de navegación mucho mayores y una conexión más estable.
Sin embargo, la realidad de la modernización choca de frente con la cruda situación actual: el sistema 1×10 sigue saturado de averías en la red de cobre. Sierra admite el dilema, calificando la situación como un «ligero retroceso» necesario para avanzar. Es decir, mientras se implementa la nueva tecnología, la empresa aún debe dedicar recursos a reparar un sistema que está condenado a desaparecer.
El compromiso de atender «ocho averías a diario» y trabajar con las comunidades es un primer paso, pero los usuarios se preguntan si será suficiente para solventar años de desinversión y fallas. La frase «Somos la mejor empresa de telecomunicaciones en Venezuela» suena ambiciosa, especialmente en un contexto donde el país enfrenta desafíos monumentales en su infraestructura.
La nueva gerencia de Cantv en Delta Amacuro se enfrenta a un desafío titánico: no solo deben implementar una nueva tecnología de punta, sino que también deben demostrar que pueden resolver los problemas del presente. La paciencia de los deltanos será clave en este proceso. El tiempo dirá si la odisea del cobre culmina con éxito en la prometida era de la fibra óptica o si se queda varada en el intento.